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Amalgama de voces

y corazones

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Cantar para sentirse mejor, cantar para escuchar, cantar para reír, cantar para aliviar las penas o cantar por cantar. Cantar con pares, colegas, conocidos, vecinos y vecinas. Reunirse una o dos veces a la semana, carpeta en mano, pararse en semicírculo, ponerse los lentes -o no-, respirar profundo, esperar la señal y lanzar una bocanada de aire musical que se mezcle con las de los compañeros formando una única melodía. El canto coral socializa las voces, amalgama melodías y reconforta el alma.

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Hablamos con dos representantes del canto coral en Mendiolaza, Carlos Allievi quien dirige Coral Mendiolaza y Soledad Ceballos que tiene a su cargo Convocarte. Ambos grupos, están conformados por aficionados al canto, son vecinos en su mayoría de Mendiolaza pero también de Unquillo, Río Ceballos, Argüello y Villa Allende. De variadas profesiones y edades. Ambos coros están integrados por jubilados, docentes, abogados, técnicos en higiene, entre otros… pero tiene como elemento unificador la gran pasión con la que cantan sus integrantes y el profundo bienestar que sienten al hacerlo grupalmente.

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-¿Qué es lo mejor que tiene el coro?

Carlos Allievi: “Sirve como un instrumento integrador, en el coro no existen clases sociales, ideas políticas. Por suerte en los coros se vive algo que, lamentablemente, a nivel institucional en el país no vemos que es la comunión entre todos sus miembros, independientemente de sus ideas políticas o religión que profesen. Además los coros poseen y brindan un fuerte aporte cultural para quien lo integra ya que se van adquiriendo conocimientos sobre los autores con los que se trabaja y su obra. En nuestro caso trabajamos con música popular y vamos aprendiendo de los distintos autores, su vida y obra y cada coreuta replica esos conocimientos en sus ámbitos sociales. Además, el coro cumple una función terapéutica por naturaleza, es un cable a tierra. Para integrar un coro, solo hacen falta ganas. No hace falta saber de música, lectura musical o ser demasiado afinado ni tener experiencia previa. Es bueno que la gente se integre a los coros, como director e integrante lo recomiendo como actividad cultural y social”.

 

Por su parte, el grupo Convocarte, dirigido por Soledad Ceballos también tiene su aporte a la vida social. La charla con Sole, empieza un día previo al ensayo cuando aún no llegaron los coreutas. “Lo más importante del coro es que es un espacio de encuentro, en nuestro caso de vecinos que muchos no se conocían entre sí y que se conocieron gracias al coro.  Los integrantes llegan para encontrarse, en cada ensayo respetamos cierta dinámica que es la llegada con una reunión previa, una ronda de mates, de intercambio de cosas que alguno vende y otro compra, de charla y mucha charla… después viene el ensayo en donde interpretamos nuestro repertorio que es música folclórica y latinoamericana”.

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El coro como terapia

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La actividad coral trabaja al igual que otras disciplinas artísticas, con el sentimientos de compañerismo, responsabilidad, solidaridad, respeto al semejante, tolerancia y la incentivación de los hábitos del orden de conjunto y la constancia. Inclusive, algunos integrantes llegan al coro por una recomendación médica. Así lo cuenta Soledad: “Hemos tenido casos de compañeros que llegan por indicación médica. Por ejemplo, el año pasado vino un nuevo integrante que había pasado por un Accidente Cerebro Vascular (ACV) a quien su médico le recomendó que además de fisioterapia y fonoaudiología se anotara en algún coro. Así que se sumó a Convocarte, de hecho aún canta con nosotros y lo hace muy bien. Fue un desafío para él”.

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En primera persona

Héctor: “Para mí el coro es un refugio. Encuentro compañerismo, música. Cuando se viven tiempos de crisis, ya sean personales o del contexto económico uno se viene un rato, al menos para sacarse las ganas de cantar”.

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Jorge: “Canto en grupos corales desde el año 2004, no en este coro, sino en otros. Elegí esta actividad porque me gusta, me hace bien y cuando no puedo venir me hace falta tremendamente. En Convocarte hay un grupo humano hermoso y eso no se encuentra en otros lugares”.

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Carlos: “Hace treinta y pico años que canto en coro. Lo más lindo es el canto grupal, es muy difícil ser solista. Este es el tercer año que vengo a este coro. A mí me gusta cantar, me enganché mucho por los compañeros, la directora y porque me gusta la actividad”.

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Andrea: “De chica cantaba en el coro de la escuela primaria y secundaria, después deje y en el 2006 empecé a cantar nuevamente. Para mí los miércoles, que es el día de ensayo, si no tengo fiebre vengo pase lo que pase. Soy docente trabajo mucho con la voz por eso a veces llego medio ronca pero vengo igual. Me gusta mucho cantar y que se escuche bien. Siento que mi voz se complementa con las otras y esa armonía me hace muy bien”.

 

¿Querés cantar? Sumate

Carlos Allievi

Coral Mendiolaza

Cel.351-5527099

 

Soledad Ceballos

Convocarte

Cel. 351-2529859

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